6 de marzo: Alice Ambrose (Juan José Colomina-Almiñana)









Alice Ambrose (1906-2001)


Juan José Colomina-Almiñana*



Alice Loman Ambrose (quién adoptará el apellido Lazerowitz por motivos legales pero nunca firmará sus artículos con él) nace el 25 de noviembre de 1906 en Lexington (Illinois, Estados Unidos). Huérfana a los 13, se cría con familiares hasta que en 1924 ingresa en la Universidad Millikin (Illinois, Estados Unidos) para estudiar las licenciaturas de filosofía y matemáticas. Entre 1928 y 1932 se matricula en la Universidad de Wisconsin en Madison (Estados Unidos), donde recibe su doctorado en filosofía con una tesis sobre los principios básicos de la lógica y su conexión con el conocimiento. En 1932 se traslada al Newnham College de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), donde completará un segundo doctorado en filosofía y ocupará una posición postdoctoral bajo la supervisión de George Edward Moore y Ludwig Wittgenstein. A su retorno a los Estados Unidos en 1935, consigue un trabajo como profesora asistente (equivalente a nuestra categoría de profesora contratada doctor) en la Universidad de Michigan. En 1937 acepta una posición en el Smith College (Massachusetts, Estados Unidos), en donde en 1964 recibe la cátedra Austin y Sophia Smith en filosofía (la más prestigiosa en dicha institución). Aunque oficialmente se jubila en 1972, convirtiéndose en catedrática emérita, no deja de enseñar para Smith y dar conferencias hasta su muerte el 25 de enero de 2001. Durante su extensa carrera académica, Ambrose servirá como editora del Journal of Symbolic Logic entre 1953 y 1968, será presidenta de la división atlántica de la American Philosophical Association y formará parte de diferentes iniciativas caritativas.

La primera vez que tuve conocimiento de Alice Ambrose fue cuando cayó en mis manos una copia del llamado Ambrose y Lazeworitz (formalmente conocido como Fundamentos de lógica simbólica), uno de los primeros libros-manual de lógica y filosofía matemática que adquirió amplia divulgación y que Alice escribió junto a su marido Morris Lazerowitz en 1948, allá por el año 1999 cuando me preparaba para el examen final de la asignatura de Lógica en mi segundo año de licenciatura. Tuve que tomar prestada una copia de la segunda edición inglesa (1962) de la biblioteca de filosofía, pues en aquel tiempo todavía había poco acceso a obras extranjeras pero, sobre todo, había poco dinero. Desde entonces he tenido la suerte de poder comprar diferentes copias de la edición original, incluida una con abundantes notas que perteneció a Ruth Barcan Marcus. La claridad expositiva y la accesibilidad de las pruebas presentadas en dicho libro nos dan una idea del por qué llegó a ser tan popular, además de la química filosófica que Alice y Morris tenían. Juntos escribieron un total de seis libros, incluidos los influyentes Essays in the Unknown Wittgenstein y Necessity and Language. También coeditaron dos volúmenes sobre la obra de Moore y Wittgenstein, respectivamente. Sin embargo, la carrera y obra de Alice Ambrose es larga y dilatada, yendo mucho más allá de la colaboración con Morris. 

Si tuviésemos que separar por temas el conjunto de su obra, quedaría tripartita entre los estudios dedicados a la divulgación de la obra y pensamiento de Wittgenstein, su intervención en epistemología y su compromiso con la lógica simbólica. Durante su estancia en Cambridge (1932-1935), Ambrose fue una de las alumnas pertenecientes al selecto grupo de personas a las que Wittgenstein dictó los Cuadernos Azul y Marrón y permitió atender a otras reuniones en su habitación. Ambrose tomó notas de un buen número de esas otras clases, aunque Wittgenstein nunca lo permitió. En algunas notas autobiográficas y cartas que se pueden encontrar en los archivos del Smith College que custodian sus documentos personales, Alice confiesa que era habitual que tras las clases ella, Margaret MacDonald y Elizabeth Anscombe corrieran a la habitación de alguna de ellas para escribir cuantas más cosas recordaran de lo que Wittgenstein les hubiera contado aquella tarde. La mayoría de dichas notas se publicaron tras la muerte de Wittgenstein y los estudios de Ambrose al respecto ayudaron a clarificar algunos aspectos oscuros del corpus wittgensteiniano.

En relación al segundo tópico, la epistemología y la teoría del conocimiento, Ambrose adopta la estrategia wittgensteiniana y de la filosofía del lenguaje ordinario de preguntar por el uso del lenguaje que afecta a los verbos “conocer” y “saber” (“to know”, en inglés). Según Ambrose, estar familiarizado con el modo en el que alguien emplearía de una forma adecuada la expresión “saber/conocer” en una oración es suficiente para conocer la verdad de dicho enunciado. Esta es la respuesta que Ambrose ofrece a problemas escépticos tales como los propuestos por Moore respecto a la justificación de nuestro conocimiento perceptivo. Por lo tanto, Ambrose defiende una propuesta en donde la creencia verdadera justificada es suficiente para tener conocimiento frente a posiciones más reductivas que requieren una noción más robusta y exigente de conocimiento. 

En lógica, Ambrose defenderá una cierta interpretación de intuicionismo. En “Finitism in Mathematics” (1935), tal vez su artículo más audaz y conocido, Ambrose no sólo analiza la posición wittgensteiniana sobre la filosofía de la matemática sino que también nos invita a evaluar todo enunciado matemático no por su universalidad sino por su verificabilidad caso por caso. Es decir, a diferencia de posiciones formalistas que consideran que ciertos enunciados son axiomáticos (verdaderos en toda circunstancia), Ambrose defiende que no hay un método único y universal de determinar el valor de verdad de ciertos enunciados matemáticos, que ciertos enunciados no son verdaderos ni falsos hasta que se los considera bajo una cierta interpretación o perspectiva, bajo un cierto sistema. Esta idea tiene, por supuesto, claras implicaciones para la lógica clásica. Por ejemplo, obligan a negar la validez del principio de tercero excluso, pues falla en la verificación del valor de verdad de enunciados matemáticos para los que no existe una demostración en el sistema al que pertenecen. También tiene implicaciones epistemológicas. Siguiendo la línea de la teoría mencionada en el párrafo anterior, Ambrose considera que el valor de verdad de ciertos conceptos o enunciados respecto a nuestro conocimiento depende de la perspectiva desde la cual se producen. En nuestros días, esta versión de contextualismo epistemológico se conoce como epistemología de goznes. 

Como se ha visto, la obra de Alice Ambrose conforma un corpus unificado con una clara visión analítica e innovadora. Es una verdadera lástima que sus ideas no fueran tomadas más en serio durante su tiempo y que, hoy por hoy, sus trabajos y su figura hayan sido prácticamente olvidados.









* Juan José Colomina-Almiñana es doctor en Filosofía por la ULL. En la actualidad es profesor en la University of Texas at Austin.



Ilustración de Elena Gutiérrez Roecker

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