Philippa Foot (1920-2010)
Thais Rivero*
El día que me encontré con Philippa Foot no supe que era ella. Como ocurre en algunas ocasiones, conocemos parte de la obra de un autor, en este caso autora, sin saber que la propiedad intelectual de la idea le pertenece. Philippa Foot se me presentó por primera vez en forma de dilema del tranvía sin saber yo que todos los problemas derivados de este experimento mental provenían de ella. Pero, empecemos por el principio.
Philippa Foot nació en Lincolnshire en 1920. Murió en Londres en 2010. Foot fue una filósofa británica dedicada al ámbito de la ética. Se formó en Filosofía, Política y Economía en Somerville College (Oxford). Su vida profesional estuvo estrechamente ligada al ámbito académico, ocupando cargos como, profesora de Filosofía, investigadora, becaria y catedrática en distintas universidades estadounidenses. Solo durante la etapa de la Segunda Guerra Mundial dejó de ejercer académicamente y prestó servicio como economista del gobierno.
Foot relata que su interés por la filosofía moral surgió tras las primeras publicaciones de las noticias sobre los campos de concentración. A raíz de estos hechos catastróficos, pensó que la separación que establecía la filosofía moral entre los hechos y los valores tenía que ser una mala filosofía. Desde ese momento se volcó más aún en su labor filosófica. Además, en Oxford, estaba acompañada por Elizabeth Anscombe, Mary Midgley e Iris Murdoch. Las cuatro estuvieron filosóficamente comprometidas entre sí durante sus años en Somerville. Los temas que abarcaban en común eran la naturaleza humana, la ética, la cultura y la libertad. A día de hoy se sigue discutiendo si deberían ser consideradas una escuela de mujeres filósofas.
Foot, aparte de trabajar la filosofía moral, también se muestra interesada en la filosofía analítica. Suele estar relacionada con Wittgenstein, pero ella misma reconoce que quien la introdujo en ese estilo de filosofía fue su compañera Anscombe. Al ser esta discípula de Wittgenstein, es más fácil asumir y aproximarse a las relaciones que suelen establecerse entre la filosofía practicada por Foot y sus influencias wittgensteinianas.
Uno de los primeros contactos que se suele tener con la autora a través de la filosofía es mediante su dilema del tranvía. Este dilema, tal y como dijimos al principio, es un experimento mental muy conocido y del cual han surgido muchas variantes del mismo. En 1967 ve la luz por primera vez a través de su creadora Foot:
"Un tranvía corre fuera de control por una vía. En su camino se hallan cinco personas atadas a la vía por un filósofo malvado. Afortunadamente, es posible accionar un botón que encaminará al tranvía por una vía diferente, por desgracia, hay otra persona atada a esta. ¿Debería pulsarse el botón?"
A través de la anterior formulación la autora pretende mostrar “la ética de las virtudes”, de la cual es fundadora, frente a posturas éticas más reconocidas o establecidas como pilares básicos, como el utilitarismo o la deontología. La ética de la virtud se fundamenta en el carácter y teniendo presente, además, que cuando hablamos de “virtudes" estamos refiriéndonos a “virtudes morales”. La autora se dedicará en gran parte de su obra a desarrollar esta “ética de las virtudes” compitiendo con teorías como las anunciadas anteriormente.
Otra de las preocupaciones fundamentales de Foot a lo largo de su obra será la pregunta por la racionalidad existente en la moralidad, “¿por qué los seres humanos son morales?”. Se ocupará en escritos como Natural Beliefs o Natural Goodness, de esta cuestión, abordando la problemática desde distintas líneas.
Por último, una de las cosas más destacables de la autora, desde mi punto de vista, es su preocupación por temas tan polémicos, y que siguen en auge en la actualidad, como el aborto y la eutanasia. Los escritos acerca de esta problemática están recogidos en una de sus obras más conocidas Virtudes and Vices.
Philippa Foot se me presentó sin yo saberlo hace cinco años en mi primer curso del Grado en Filosofía. Ahora, por fin se me ha brindado la oportunidad de hacerle justicia a sus ideas, y que sean llamadas por su nombre. Es la voz de una mujer, narrada por otra mujer, para que nunca caiga en el olvido.
* Thais Rivero es estudiante del máster interuniversitario en Investigación en Filosofía de la ULL.
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