3 de marzo: Rae Helen Langton (Álvaro Domínguez Armas)








Rae Helen Langton (1961)


Álvaro Domínguez Armas*



Uno de los problemas más destacables de estos últimos años ha sido el auge y la relevancia que han tenido las fake news, el discurso falaz y la retórica cómplice de un discurso de odio que parecía haberse quedado en el siglo pasado. Mientras estaba indagando sobre este último aspecto, el cómo afecta el discurso de odio a la esfera pública y qué podemos hacer para reducir el daño que produce, me encontré con las investigaciones de Rae Helen Langton. Nació en 1961 en la India y actualmente es una de las 22 Knightbridge Professor of Philosophy de la Universidad de Cambridge, además, en 2014, recibió un reconocimiento por la Prospect Magazine por ser una de las “Top 50 World Thinkers”, por lo que su carrera académca es especialmente destacable. Su trabajo ha abarcado desde la filosofía de Immanuel Kant, pasando por publicaciones en temas de filosofía moral, política y metafísica, hasta centrarse en temáticas relacionadas con el feminismo y la teoría de los actos de habla.

Ahora bien, esas dos últimas líneas de investigación en las que se adentra Langton son las que creo que pueden ser más importantes para esta breve introducción a su inmenso trabajo. Por ello, para favorecer la comprensión de sus ideas y tratar de ser lo más claro posible, voy a diferenciar entre dos apartados que, al final, se encuentran relacionados entre sí. Al fin y al cabo, Langton ha realizado un avance continuo en su línea de investigación, relacionando todos los temas de trabajo entre sí, construyendo una gran estructura teórica en continua actualización que demanda una aproximación cautelosa.

En primer lugar, y esto fue lo que me llevó hasta Langton, debemos detenernos en sus estudios relacionados con la teoría de los actos de habla y la comunicación estratégica. A través de múltiples artículos, e incluso una charla TEDx bajo el nombre “What is the Point of Free speech?”, Langton analiza la relevancia de los estudios acerca de la comunicación estratégica en la esfera pública. Porque, como ella misma dice, convencionalmente se ha pensado que, ante la existencia de desacuerdos o problemas políticos, la mejor vía para solventarlos es favorecer el diálogo y la libertad de expresión. Si los involucrados en el desacuerdo dialogan entre ellos, podrán llegar a un punto en común y consensuar una solución al conflicto. Ahora bien, si nos limitamos a hablar de una manera desenfrenada y le damos cabida a cualquier idea durante ese diálogo, acabamos cayendo en lo que mencionaba al principio, una oleada de fake news y falacias que envenenan cualquier intento de interacción entre las personas. El cómo expresamos un mensaje no es una actividad neutral.

Entonces, urge la necesidad de analizar cómo se estructura nuestra manera de comunicarnos. Es decir que, siguiendo las ideas de Langton, para poder defender la libertad de expresión como un elemento indispensable para una sociedad plural y democrática, necesitamos ahondar y clarificar las implicaciones de nuestras palabras. A fin de cuentas, una comunicación oscurecida por prejuicios hacia colectivos minoritarios es la causa de lo que Langton llama “silenciamiento ilocucionario”. Es decir, el fenómeno que se produce cuando, a un determinado agente (o colectivo) se le dificulta el acceso a la comunicación, o a la deliberación, de un tema concreto por pertenecer a X colectivo social. O, dicho de otro modo, el asentamiento de ideas infundadas por el discurso de odio proferido hacia un agente o colectivo específico. Lo que resulta en una desconfianza hacia el otro, o su “capacidad/habilidad para expresar sus ideas de una manera coherente”, como dice Langton, al no concebirle como un agente competente o relevante en el intercambio de ideas que se está llevando a cabo.

En segundo lugar, y relacionado con lo anterior, es necesario destacar cómo ejemplifica Langton la manera en la que el “silenciamiento ilocucionario” afecta a las mujeres. Esto se encuentra recogido en un libro publicado en 2009 bajo el nombre Sexual Solipsism: Philosophical Essays on Pornography and Objetification, una recopilación de gran parte de los artículos publicados por esta pensadora desde la década de 1990. En él, la filósofa argumenta la manera en que la pornografía afecta a las mujeres en la esfera pública. Así, uno de los aspectos que destaca acerca de este suceso es que, debido a la caracterización de la mujer en la industria pornográfica, a la mujer en la esfera pública se concibe como un ser objetivizado que “siempre tiene que estar dispuesto a mantener relaciones sexuales y nunca puede negarse a ellas”. Esto es, un ejemplo claro de un colectivo afectado por el silenciamiento ilocucionario, ya que, no solamente se le concibe a la mujer como un objeto a disposición del placer masculino, sino que se le niega la capacidad de comunicar sus ideas o de decir no. Para esta industria, la mujer vive por y para el placer sexual del hombre, eliminando todo espacio de desacuerdo en el que pudiera participar como un agente competente. Dicho de otro modo, la pornografía es uno de los causantes de que haya gente que no entienda la famosa proclama: “el no es un no, y si no hay un sí, también es que no”. 

Estas ideas las planteó Langton en respuesta a un texto de Ronald Dworkin, de 1990, llamado “Is there a right to pornography?”, mientras que suyo llevaba por título “Whose right? Ronald Dworkin, women and pornographers”. Fue en este artículo, votado como uno de los diez mejores artículos en el área de filosofía del año 1993, donde Langton empezó con el estudio de la pornografía como una de las industrias que más afectan al papel de la mujer en la esfera pública. Además, en esa respuesta a Dworkin es donde lo categoriza como un “teórico inconsistente” por haber desarrollado, en múltiples ocasiones, ideas en contra de la segregación y defender, a su vez, la pornografía como una industria en la que no se denigra a la mujer.

En resumen, las ideas planteadas por Rae Helen Langton son indispensables para cualquier estudio académico relacionado con la comunicación política o estratégica en la esfera pública, pero también para toda persona que busque comprender la importancia de lo que decimos y cómo lo decimos. Si queremos reducir el impacto de las falacias y del discurso de odio, primero necesitamos analizar y entender cómo se estructura nuestra propia comunicación. 










Álvaro Domínguez Armas es Graduado y Máster en Filosofía por la ULL. En la actualidad  es PhD in the COST Action project European network for argumentation and public policy analysis (APPLY: CA 17132)


Ilustración de Elena Gutiérrez Roecker

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