Simone de Beauvoir (1908-1986)
Sheila García González
Simone de Beauvoir (1908-1986) fue una escritora y filósofa francesa, defensora de los derechos humanos, vinculada al existencialismo y pionera del pensamiento feminista del siglo XX. Su libro de 1949 El segundo sexo proporcionó el primer marco teórico de la segunda ola feminista. El análisis que hace allí sobre la existencia femenina en el mundo sigue siendo clave para dilucidar la cuestión feminista. La recepción crítica de esta obra estuvo marcada por la falta de reconocimiento y los prejuicios sexistas. Es más, fue recibida con tanta hostilidad y con críticas tan demoledoras que estuvo enterrada durante algún tiempo. Fue necesario el transcurso de casi tres décadas tras su publicación para que lograra su justa valoración. En los movimientos de mujeres de los años 70, fue desempolvada y considerada una guía eficaz para dirigir el camino feminista más allá de las reivindicaciones de algunos derechos (como el del voto o la educación) y cuestionar el papel tradicional de la mujer y la naturaleza femenina como determinante para su situación sociocultural. El análisis que lleva a cabo Beauvoir en relación con el cuerpo femenino y su sexualidad, desde la infancia a la madurez, abre la reflexión asimismo a cuestiones como la heterosexualidad y la homosexualidad, el cuestionamiento del matrimonio y de la prostitución, entre muchas otras. Es con Beauvoir cuando la sexualidad se sitúa en el centro de la reflexión teórica del feminismo.
Simone de Beauvoir desafía al determinismo biológico con la premisa “no se nace mujer: llega una a serlo”, poniendo de manifiesto la distinción sexo/género, pues mientras el término “sexo” alude a las diferencias biológicas, “género” incluye un conjunto de categorías socialmente construidas. Esta idea, diferenciar la construcción social de la identidad de las mujeres de su constitución biológica, influyó, en gran medida, en el feminismo contemporáneo. De esta forma, se inició un análisis de la identidad de la mujer como una construcción social y de esclarecimiento del papel que representa el cuerpo en la interpretación de las normas de género. La pregunta por su propia identidad, “¿qué ha significado para mí ser mujer?”, impulsa a esta pensadora a escribir El segundo sexo y reflejar su propia identidad a través de una autobiografía. Beauvoir denuncia que el mundo es hecho por y para hombres y, por ello, considera ineludible explicar y explicitar las condiciones de posibilidad de una vida propia de la mujer.
Simone de Beauvoir se enfrenta al imaginario cultural y social masculino acerca de las mujeres, examinando la imagen de las mujeres a lo largo de la historia. En un marco existencialista articula lo femenino como “el Otro”, como alteridad, y afirma que la identidad de la mujer siempre ha dependido de la identidad del hombre. Esto significa que la mujer es definida exclusivamente por referencia al hombre, ésta es lo inesencial frente a lo esencial, él es “el Sujeto” y ella “el Otro” no redimible. En suma, el destino de los hombres es la trascendencia, entendida como proyecto vital, mientras que el de las mujeres es la permanencia en la inmanencia, en la repetición de lo mismo una vez fijada su identidad. Simone de Beauvoir parte de la dialéctica hegeliana del Amo y el Esclavo para dar cuenta del vínculo entre el hombre y la mujer y la reinterpreta. Mientras los hombres oprimidos, tarde o temprano, se rebelan afirmándose colectivamente como sujetos, Beauvoir infiere que en el patriarcado las mujeres aparecen siempre encerradas en la subordinación, al margen de postularse, verdaderamente, como sujetos. En otras palabras, históricamente a las mujeres no se les ha considerado capaces de afirmase a sí mismas como individuos diferenciados precisamente porque han sido relegadas a ocupar siempre el papel de objeto.
Sin duda, Simone de Beauvoir desafía los mitos culturales androcéntricos y analiza cómo la mujer ha sido construida como un “ser-para-los-hombres”. Revela el carácter falaz de esas imágenes que evocan a una esencia femenina. Crítica con la feminidad, como una esencia inherente a la mujer, esta filósofa denuncia que es la sociedad patriarcal la que ha mantenido tal mito sobre la mujer para justificar su opresión. Desde el nacimiento, la niña es instruida para llegar a ser una mujer, es decir, el objeto, “el Otro”. El desarrollo de la sociedad patriarcal está marcado por la consolidación de los hombres como sujetos y la subordinación de las mujeres a las leyes sociales. En suma, se trata de una cosmovisión androcéntrica que justifica la dominación a través de diversos mitos y que sitúa al hombre como el representante de la sociedad, como esencial, mientras define a la mujer como “el Otro”, como el sexo femenino, como lo inesencial. Se encarcela a la mujer en los roles de madre y esposa como las funciones “naturales”, mientras se les aleja de ser consideradas como seres independientes y autónomos, conciencias singulares que merecen reconocimiento.
El pensamiento de Simone de Beauvoir es, sin duda, un referente del feminismo contemporáneo y una base teórica fundamental para las reivindicaciones de igualdad y debates en torno al género. Su trabajo ha generado reacciones extremas, incluso dentro del propio movimiento feminista. Se puede considerar que parte de las críticas a su trabajo muestran cierta animadversión con la propia temática de su reflexión. Toril Moi, una de sus estudiosas, señala que ninguna literata francesa ha sido tan duramente criticada como ella y enumera algunos estereotipos recurrentes de los que se han hecho uso para desacreditarla, apuntando así a que el problema se halla en que Simone de Beauvoir se presenta a sí misma como una mujer intelectual, algo incómodo para el propio patriarcado. Su propia vida fue un ejemplo de transgresión y su peculiar relación sentimental con Jean-Paul Sartre ha significado un prejuicio más que ha impedido un análisis objetivo de su obra. No obstante, su obra literaria y filosófica, por ejemplo, sus ensayos sobre la vejez, es mucho más extensa y rica, pero ha quedado opacada por la gran repercusión histórica de El segundo sexo. Asimismo, Beauvoir fue una activista política y cultural destacada.
En líneas generales, el análisis que lleva a cabo Simone de Beauvoir de la situación de la mujer. históricamente y en diferentes contextos culturales. apunta a que la situación de las mujeres está marcada por la desigualdad y la opresión. Reflexionar sobre la identidad de la mujer le conduce a pensar sobre cómo el género determina nuestra visión del mundo y los modos en que vivimos en él. La repercusión de su obra en el siglo XX, el siglo de las mujeres, y en el XXI es aún imposible de calibrar, pero, para mí, difícilmente encontraremos a otro filósofo, hombre o mujer, con mayor impacto en la sociedad occidental.
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