Corine Pelluchon (1967)
Domingo Fernández Agis*
La filósofa francesa Corine Pelluchon, nacida en 1967, se formó en la Universidad de la Sorbona, realizando allí su doctorado en filosofía. Ha sido profesora en la Universidad de Franche-Comté y en la de Poitiers, desempeñando en la actualidad su labor como profesora en la Universidad de Paris-Est.
Entre las influencias intelectuales que han tenido hasta ahora más peso en su obra, destacaría a Leo Strauss y Emmanuel Lévinas. Sobre todo, éste último pensador le ha proporcionado elementos clave para desarrollar los grandes temas éticos y políticos que ha abordado en sus trabajos. Sin embargo, esas influencias intelectuales no han restado en absoluto originalidad a los mismos sino todo lo contrario.
Sus intereses se centran en diversos ámbitos, relacionados de una u otra forma con la ética aplicada, como la bioética, la ética médica y la ecología. Se ha interesado de una forma muy particular por la ética de la vulnerabilidad. Está contribuyendo con sus trabajos al coherente desarrollo de grandes debates contemporáneos, relacionados con la bioética y la ecología.
Tuve la suerte de conocerla en la ENS (Paris) donde, dentro de las actividades que organiza cada año el profesor Francis Wolff, impartió una conferencia que me causó gran impacto por su rigor y elegancia intelectual.
Entre sus obras destacaría L'Autonomie brisée. Bioéthique et philosophie (2009), Éléments pour une éthique de la vulnérabilité: les hommes, les animaux, la nature (2011), Manifeste animaliste: politiser la cause animale (2017) y Éthique de la considération (2017).
Para ella la filosofía ha de ser una reflexión sobre la forma en que habitamos la Tierra. Todos los aspectos de nuestro habitar tienen una dimensión filosófica que merece ser desarrollada y compartida, desde las relaciones humanas a la alimentación o el consumo de energía. Hemos de construir una nueva filosofía de la existencia, en la que la consideración de la vulnerabilidad ha de ocupar un lugar central. Esta nueva filosofía habrá de desarrollarse a través de la indagación acerca de la debilidad, la fragilidad, la fuerza, la capacidad de goce y la apertura al otro.
Por otra parte, Corine Pelluchon quiere ponernos en guardia contra toda concepción instrumental de los otros seres humanos y de la naturaleza. Por ello considera que la ecología puede servir de base para la elaboración de una nueva filosofía primera con la que podamos pensar de otro modo la existencia de la humanidad y la relación de los seres humanos con el resto de los seres vivos. Desde estos presupuestos llega a una defensa de la ética animalista y de los derechos de los animales. A su juicio, si reflexionamos sobre la manera en que habitamos la Tierra, podemos alcanzar a comprender cómo y sobre qué bases establecemos relaciones con los otros humanos, los otros seres vivos, lo que existe y lo que ha existido.
Para ella, el ser humano tiene la obligación moral de profundizar en el conocimiento de todo lo que influye en su existencia y le otorga sentido. En última instancia hemos de aclararnos y aclarar a los demás “si queremos preservar una civilización fundada en los valores de la igualdad de oportunidades, la promoción de la novedad, la solidaridad entre las generaciones y el rechazo a la esclavitud o sobre la instrumentalización de los seres humanos” (Corine Pelluchon, L’autonomie brisé: Bioethique et philosophie).
* Domingo Fernández Agis es profesor titular de filosofía moral en la ULL.
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