Carolina Scotto (Interacción y atribución mental: la perspectiva de la segunda persona)


Scotto, C. (2002). Interacción y atribución mental: la perspectiva de la segunda persona. Análisis Filosófico, XXII(2), 135-151.

Por Manuel Liz *


Carolina Scotto nace en Córdoba, Argentina, allá por 1958. Es filósofa y política, además de otras muchas cosas. Y entre ellas, destaca su dedicación como rectora de la Universidad de Córdoba desde 2007 hasta 2010, la misma universidad en la que, desde los años 70, cursó estudios de historia y filosofía. Actualmente, es allí mismo profesora de filosofía contemporánea y de filosofía del lenguaje en la  Facultad de Humanidades, de la cuál también ha sido decana, y ocupa un cargo de investigadora en el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Su trabajo como rectora, y más tarde como diputada nacional por la provincia de Córdoba en 2013 y 2014, está inténsamente unido al enorme esfuerzo democratizador que se vivió en Argentina después de la dictadura militar. Las actividades que Carolina Scotto ha llevado a cabo en defensa de los derechos humanos y las acciones en favor de la integración de emigrantes andinos han sido reconocidas con numerosos homenajes, premios y distinciones.

Muchas de las publicaciones de Carolina Scotto abordan problemas de filosofía política y social. Pero sus intereses más especulativos tampoco se alejan mucho de estos temas. Su tesis doctoral, en 1984, se tituló Interpretación e intencionalidad: teorías de la atribución intencional. Sobre estas cuestiones ha escrito abundantes artículos y libros, algunos de ellos en relación a Wittgenstein, otros acerca de la semántica de los conceptos mentales, otros sobre los mecanismos de atribución de estos conceptos a sujetos tanto humanos como no-humanos. Este es también el tema del artículo que queremos reseñar.

La atribución de intencionalidad es esencial en la adopción de perspectivas de segunda persona. Este tipo de perspectivas vertebran nuestro mundo social e institucional. Que exista una intersubjetividad requiere actitudes bajo las cuales los demás compartan nuestra condición personal. Imaginemos que perdemos completamente la capacidad de adoptar perspectivas de segunda persona. Es decir, imaginemos que nos es imposible relacionarnos "de tú a tú" con otras personas. Sólo nos quedaría la tercera persona o la primera persona. Sólo nos quedaría tratar a los demás como objetos rodeados de otros objetos y tratarnos a nosotros mismos, pero sólo a nosotros mismos, como personas. ¿Existe alguna forma más extrema de soledad?

En su artículo, Carolina Scotto analiza las dos posiciones más destacadas dentro de la literatura actualmente existente en ciencia cognitiva acerca de la naturaleza de la atribución de intencionalidad. Según una de tales posiciones (la llamada en inglés theory-theory, la "teoría de la teoría"), atribuimos intencionalidad, y así somos capaces de adoptar perspectivas de segunda persona, aplicando una cierta teoría sobre lo que es tener mente. Esta teoría de la mente es generalmente implícita y de aplicación muy automática, pero tiene la misma estructura y el mismo funcionamiento explicativo y predictivo que las teorías científicas habituales. La otra posición (llamada en inglés simulation-theory, la "teoría de la simulación") sostiene que la atribución de intencionalidad opera tomándonos a nosotros mismos como modelos de simulación. Nuestra propia manera de actuar se convierte en referencia para predecir conductas ajenas en las circunstancias relevantes.

El análisis que ofrece el artículo es muy crítico. Mientras que la primera posición intenta entender la atribución de intencionalidad bajo mecanismos extraidos de las perspectivas de tercera persona que encontramos en la ciencia, la segunda posición lo hace proyectando hacia el exterior el tipo de cosas que encontramos en las perspectivas de primera persona. Y en ambos casos, las perspectivas de segunda persona pierden relieve. Pero hay algo más. Algo que para nuestra autora es sumamente importante. Las actitudes emotivas, afectivas, empáticas, interactivas, etc., dirigidas hacia los demás, identificándo ciertas entidades como personas, son cruciales a la hora de atribuir intencionalidad y de adoptar perspectivas de segunda persona. Y se analicen como se analicen estos ingredientes, no pueden quedar reducidos a la aplicación de una teoría abstracta sobre la mente. Ni tampoco pueden ser elementos que simplemente se añadan al hecho de que nos tomemos a nosotros mismos como modelos de simulación de las conductas ajenas. Por decirlo de otro modo, los dos modelos que actualmente nos ofrece la ciencia cognitiva son o muy intelectualistas o muy egocéntricos. Sin embargo, justamente el factor que diferencia a las perspectivas de segunda persona respecto a las de tercera persona y a las perspectivas de primera persona es su carácter no-intelectualista y no-egocéntrico.

La línea crítica seguida por Carolina Scotto en su trabajo está siendo explorada hoy día con entusiasmo. Coincide con el creciente interés por la conciencia en su sentido más fenomenológico, incluso dentro de esos ambientes académicos tentados por lo que otros llamarían "cientificismo". Y coincide también con relecturas de autores como Wittgenstein, Davidson o Anscombe. Otra autora argentina que ha escrito mucho sobre cómo atribuímos mente a otros sujetos y sobre lo que significa adoptar perspectivas de segunda persona es Diana Pérez, profesora en la Universidad de Buenos Aires y también investigadora del CONICET. Y los trabajos de ambas, Carolina Scotto y Diana Pérez, se conectan estrechamente con los de un filósofo y psicólogo español, de la Universidad de las Islas Baleares, Toni Gomila.

El artículo de Carolina Scotto apareció en la revista Análisis Filosófico. Dicha revista es una de las más prestigiosas publicaciones periódicas de filosofía. Iba a añadir "en español". No es cierto. Pero no tanto porque también publique en inglés y portugués, sino porque la filosofía que podemos encontrar en esta revista es realmente universal. Desde su creación, en 1981, auspiciada por la Sociedad Argentina de Análisis Filosófico (SADAF), dicha revista ha reunido en sus páginas a un gran número de filósofas y filósofos de ambos lados del Atlántico. Esta breve reseña también quiere ser un reconocimiento al importante papel que ha desempeñado a lo largo ya de más de cuatro décadas.


*Manuel Liz es catedrático del área de Lógica y Filosofía de la Ciencia de la ULL.

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