Cecilia Hidalgo (La Universidad de Buenos Aires y la interdisciplina)



Hidalgo, C. (2016). La Universidad de Buenos Aires y la interdisciplina. Interdisciplina, 4 (10), 109-128.

Por Laura García *


Cecilia Hidalgo es profesora en la Facultad de Filosofía y Letras y en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Formada como antropóloga y epistemóloga, es además la presidenta del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la Sociedad Argentina de Análisis Filosófico (SADAF). Ha ocupado diversas posiciones de relevancia en la gestión científica: directora a cargo del Instituto Nacional de Antropología dependiente de la Secretaría de Cultura de la Nación (1987-1989), Prosecretaria de Investigación de la Facultad de Filosofía y Letras (1991-1998) y Secretaria de Investigación de la Facultad de Filosofía y Letras (1991-1998) en la UBA, entre otras. Actualmente realiza estudios sobre las redes de investigación interdisciplinarias y multisectoriales dedicadas principalmente a la provisión de servicios climáticos en Sudamérica y dirige la Colección Ciencia en Sociedad (coeditada por CICCUS y CLACSO). Sus principales investigaciones han sido realizadas dentro del campo de la antropología de la ciencia y la tecnología analizando las prácticas y la creatividad de comunidades científico-académicas locales.  En general, su trabajo como investigadora ha estado dedicado a la epistemología de las ciencias antropológicas, a la antropología de la ciencia y a la investigación interdisciplinaria.

Para acercarnos a su trabajo, nos fijaremos en su articulo “La Universidad de Buenos Aires y la interdisciplina”. Aquí Cecilia Hidalgo repasa las distintas formas institucionales que adquirieron las iniciativas interdisciplinarias en la Universidad de Buenos Aires a partir de la vuelta al estado de derecho en Argentina en 1983 con el triunfo de Dr. Raúl Alfonsín y el desmantelamiento de la dictadura militar (1976-1983). Hasta entonces, se había vivido una situación de represión ideológica y vaciamiento de los planteles docentes en las universidades. Entre las instituciones más importantes, está el Centro de Estudios Avanzados (CEA), que fue creado en 1985 con la intención de contribuir al desarrollo y transformación del país y de la UBA mediante estudios interdisciplinarios de los problemas de la sociedad argentina y una generación de conocimiento que combinase aspectos de las ciencias exactas, las ciencias naturales y las ciencias tecnológicas.

Además, se señala que la orientación neoliberal del gobierno nacional durante la década de los 90 posibilitó ciertas adecuaciones en las universidades, donde se optó por la interdisciplina y la articulación de alianzas y redes de cooperaciones con sectores extrauniversitarios que permitieron solventar los efectos del estrangulamiento presupuestario. Se dieron distintas formas de vinculación con los agentes sociales, pero entre ellos se destacan las formaciones alianzas, consorcios y redes de colaboración entre universidades, gobiernos y empresas industriales. Las universidades tuvieron que agudizar su ingenio para conseguir superar las restricciones de la época hasta que se conformase una política de Estado con respecto a la ciencia y la tecnología. Desde entonces, la promoción de la interdisciplina ha sido una constante en la agenda de la UBA, que ha creado los Programas Interdisciplinarios e incorporado como variante específica de la programación regular del sistema de investigación de la Secretaría de Ciencia y Técnica de la universidad. Todo esto, nos dice Hidalgo, ocurre gracias al refuerzo de la voluntad integradora y búsqueda de relevancia social propiciado por las políticas nacionales que impulsaron la investigación científica y tecnológica por las presidencias de Néstor Kirchner (2003-2007) y, sobre todo, de Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015), quien en 2007 creó el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva con el propósito de articular la producción de conocimiento con el desarrollo social y productivo del país. Ese mismo año la UBA crearía cinco programas interdisciplinarios sobre Cambio Climático (PIUBACC), Marginaciones Sociales (PIUBAMAS), Energías Sustentables (PIUBAES), Desarrollo (PIUBAD) y Transporte (PIUBAT). Se trató de un momento en el que se potenció la generación de conocimientos socialmente aplicables y la producción de bienes y servicios que estimulen la innovación y la inclusión social. Se esperaba que la interdisciplinariedad desempeñase una función crítica e instrumental, pues se trataba de una herramienta útil para cuestionar y romper las formas organizativas inadecuadas. La investigación interdisciplinaria consiguió afianzarse con la creación del Centro Interdisciplinario de Estudios de la Ciencia, Tecnología e Innovación y con la creciente participación de los científicos en convocatorias de agencias de investigación científica internacional.

Esta revisión le permitirá extraer algunas lecciones sobre el papel y la dinámica que las políticas de investigación desempeñan en la interdisciplina. Cecilia Hidalgo nos dice que, en contextos de cambios críticos, la implementación de políticas interdisciplinarias pasa por diferentes momentos. Se comienza con una visión instrumental de la disciplina, como recurso útil para romper con las organizaciones inadecuadas, pero esto conlleva la aparición de pugnas distributivas por el prestigio y recursos. Se requiere del diseño de dispositivos conceptuales y prácticos que garanticen la continuidad y el reconocimiento del trabajo interdisciplinario. Estos dispositivos no pueden recurrir a la interdisciplina únicamente como herramienta de valor crítico y transgresor, sino que debe pasar a primer plano su valor epistemológico, promoviendo la reflexión sobre nuevos criterios de éxito y calidad. Concluye que la conexión y participación en redes colaborativas de investigación internacionales suele ser un elemento clave para la sostenibilidad intelectual y material de las actividades interdisciplinarias. En definitiva, Cecilia Hidalgo muestra que estos 30 años de recuperación democrática han revertido en el establecimiento de la investigación interdisciplinaria en la UBA y en el sistema científico nacional. Cree que aún queda camino por recorrer, y señala la importancia de las nuevas generaciones, que han convertido muchas de las demandas de la agenda interdisciplinaria en parte de su identidad y formación.


*Laura García es investigadora predoctoral en el programa de doctorado interuniversitario en Filosofía de la ULL.

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