Graciela Vidella (Ética en Latinoamérica)


 

Vidiella,G. (2017). Ética en Latinoamérica. En Reyes Mate, M., Guariglia, O. y Olivé, L. (Editores). Filosofía iberoamericana del siglo XX. Vol. II, Filosofía práctica y filosofía de la cultura. pp. 311-342.

Por Mª José Guerra Palmero *
 

Conocí a Graciela Vidiella, gracias a la filósofa María Luisa Femenías, en 2005 cuando visité la Universidad de La Plata para dar un curso de Doctorado sobre Ética ecológica. Inmediatamente, la "fiché" para que participara en un módulo de Bioética que estábamos preparando para un Máster interuniversitario. Graciela había dedicado su Tesis Doctoral a la obra de Rawls y en especial, al derecho a la salud. No hay otro tema tan candente hoy, en estos años pandémicos, como las cuestiones de justicia redistributiva respecto a la asistencia sanitaria que se planteaban en su obra. Debates en torno a la administración, en curso, de las vacunas lo ilustran. Un tiempo después fue una alegría encontrarla en Barcelona, junto a María Julia Bertomeu, también profesora en La Plata, y Toni Doménech, colega muy  querido y tristemente desaparecido, en un seminario dedicado a Republicanismo y renta básica, si no recuerdo mal.

De las numerosas contribuciones de Graciela Vidiella he seleccionado una titulada "Ética en Latinoamerica", publicada en uno de los volúmenes de la Enciclopedia Iberomericana de Filosofía. Esta grandiosa obra colectiva, timoneada por Javier Muguerza y Reyes Mate y otros colegas latinoamericanos, ha servido para acercar a las diversas orillas del pensar en español y está en el origen de numerosos congresos en los que hemos ido construyendo comunidad de diálogo interatlántica. Hoy la Red Iberoamericana de Filosofía se esfuerza en seguir con la tarea de vincularnos. Iniciativas como dedicar marzo a las filósofas argentinas, desde la Sección de Filosofía de la Facultad de Humanidades de la Universidad de La Laguna, nos permite proseguir las conversaciones teórico-prácticas, especialmente en el caso de la Ética y la Filosofía política, que han caracterizado las últimas décadas del siglo pasado y las primeras del actual. Vidiella nos ayudará a recordarlas y a fijar sus términos.

Justo de la segunda mitad del siglo XX escribe nuestra autora dando cuenta del camino de la filosofía hacia su profesionalización y especialización en América Latina. Si nos trasladamos a España, y contando con los cuarenta años de franquismo, este mismo proceso fue posterior y no fructificó hasta los años ochenta en los que se buscó "normalidad" filosófica,  ligada a la configuración de las áreas de conocimiento, entroncando con la filosofía analítica, el marxismo y la hermenéutica por sólo señalar a algunas de las grandes tradiciones. Vidiella va a destacar el impacto de la metaética analítica en el campo de la filosofía moral pues las consideraciones en torno al lenguaje utilizado en la teorización acerca de lo bueno y lo correcto y sobre la  misma validez de los juicios morales va a ser una constante. Se apreciarán, sobremanera, "la calidad de las razones y de los argumentos suministrados"(311) para aquilatar las pretensiones normativas.

El último tercio de siglo, podríamos decir, masificó la producción filosófica especializada y el impacto de la obra de Rawls y, posteriormente, de Habermas, sin olvidar a Apel, será la característica común en todo el continente. El recurso al procedimentalismo puso un freno a las derivas relativistas y permitió una puesta al dia de las éticas de impronta kantiana, atravesadas por el giro comunicativo que tiene su origen en el pragmatismo estadounidense. No obstante, Vidiella detalla las aportaciones en campos como la ética de los valores (Frondizi, Salazar Bondy y Maliandi), la ética de la liberación latinoamericana formulada por el argentino-mexicano Enrique Dussel, como respuesta a la gran cuestión suscitada por la polémica entre Salazar Bondy y Leopoldo Zea, acerca de la posibilidad de una filosofía autóctona. Lévinas y Marx servirán de mimbres teóricos al proyecto dusseliano que, posteriormente, entrará en debate con Apel, y que Arancha Hernández Piñero, Doctora por la universidad de La Laguna y ahora profesora en la de Zaragoza, trató en profundidad al prologar el intercambio entre estos dos filósofos. Entre el profesorado de La Laguna Gabriel Bello y Antonio Pérez prestarán atención a esta interesante deriva filosófica de la filosofía de la alteridad.

El utilitarismo también dejará huella en la comunidad filosófica iberoamericana (Farrell) aún en sus modalidades más atenuadas. A este lado del Atlántico, la revista Telos, animada por la ya desaparecida Esperanza Guisán también ha tenido una presencia continuada. No obstante, si tenemos que destacar alguna veta de la ética latinoamericana será sin duda el protagonismo logrado por la problematización de la justicia y los derechos, de la que la misma Vidiella es heredera. Carlos S. Nino, al que hace unos días se le hacía un homenaje en Buenos Aires, Guariglia, Garzón Valdés y Rabossi son los nombres más destacados y hemos crecido leyendo sus obras en diálogo constante con filósofos españoles como Muguerza, Elias Díaz o Peces Barba. En concreto, el constructivismo ético de Nino enmienda y mejora las propuestas rawlsianas y habermasianas, yendo más allá del monologismo, en el caso de Rawls, e introduciendo tres principios sustantivos, relatados por Vidiella, en la misma entraña de la concepción de la democracia deliberativa. Nos referimos a la inviolabilidad de la persona, la autonomía y la dignidad. El contrapeso entre la tradición liberal y el republicanismo habermasiano queda así formulado con claridad. Todos los autores citados colaborarán en el terreno práctico a enfrentar la terrible coyuntura política argentina en y tras la dictadura militar. Rabossi, en concreto, participó en la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) y afrontó el papel de las llamadas comisiones de la verdad. Guardo recuerdos cariñosos de su visita a La Laguna, invitado por Manuel Liz y Marga Vázquez, y del último encuentro con él en Lima, en un Congreso Iberoamericano dedicado a la Tolerancia, pues, desgraciadamente, moriría al poco tiempo.

En México Luis Villoro confrontaría,  de modo más duro, con la filosofía de la justicia de Rawls, enfatizando una vía negativa, desde las injusticias concretas para abordar la inequidad extrema de los pueblos originarios en América Latina. El contexto de pobreza y exclusión apunta Vidiella, será el punto de partida de una reflexión que revisa la teoría del Estado y la propuesta de una democracia comunitaria que aprende de la experiencia política del zapatismo en Chiapas. Fernando Salmerón también abundará en este sentido, también desde México, en unas décadas en la que las polémicas entre el comunitarismo, el multiculturalismo, el liberalismo y la democracia deliberativa eran constantes. La obra de Charles Taylor, entre el comunitarismo multicultural, servirá de referencia en la discusión, luego proseguida en términos post y decoloniales en todo el continente americano.

Vidiella acaba su exposición sobre la Ética en Latinoamerica dando relevancia a las éticas aplicadas, y, en concreto, a la Bioética. Y si hasta ahora no habíamos encontrado filósofas en su narración, de repente casi todas las aludidas, muchas tratadas en este Marzo Filósofas, son mujeres. Tras el impacto de la bioética estadounidense en los años ochenta, la bioética latinoamericana despegará con autoras como las argentinas Florencia Luna o Arleen Salles, o la propia Vidiella que tiene la elegancia, y la excesiva modestia, de no citarse a sí misma, o en México distintas autoras entre las que destaca la obra pionera de Margarita Valdés. El aborto y las tecnologías de la reproducción humana tendrán una gran presencia en la agenda de investigación. No es casualidad que en Argentina, tras una lucha titánica del movimiento feminista, se haya logrado el reconocimiento de un derecho básico para la autonomía y dignidad de las mujeres. Florencia Luna, entre otras, va a ajustar la problemática bioética al hecho de la vulnerabilidad que en el continente se expresa como pobreza y déficits históricos de desarrollo. Las éticas aplicadas, nos recuerda Vidiella, bajan al terreno de lo concreto y lo urgente y afrontan los desarrollos tecnológicos que muchas veces comprometen derechos y revelan el terreno de injusticias subyacentes al ensamblarse con las distintas sociedades. En este sentido, el sello de la Ética en Latinoamérica es contraponer a unas teorías abstractas, y con el subtexto europeo o estadounidense, unas realidades de desigualdad flagrantes, que, en muchos casos, llega hasta la violación de los derechos humanos en la turbulenta historia reciente del continente.

El recorrido de Vidiella, espléndido en su claridad expositiva, nos vuelve a plantear, además, la cuestión de los centros de producción intelectual y sus periferias. No obstante, queda claro que la historia política de la región latinoamericana sirve para abundar en una pluralidad de propuestas que hoy se reproponen, muchas veces, en torno a investigaciones interdisciplinares que no pueden obviar la necesidad de la ética y la vindicación de los derechos humanos. Canarias, en medio del camino, entre las dos orillas, se suma a la conversación filosófica sobre las injusticias globales que serán determinantes en este siglo XXI. El interés por los estudios latinoamericanos ha sido protagonizado en nuestra Sección, antes Facultad de Filosofía, por Ángela Sierra como promotora del Campus América de la Universidad de La Laguna. Esperemos que los caminos desbrozados sean transitados y se sigan ampliando.


*Mª José Guerra Palmero es catedrática del área de Filosofía Moral de la ULL.

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