Celia Amorós Puente (1944)
Mª José Guerra Palmero
Nace en Valencia y estudia Filosofía en la misma ciudad. Desde 1969 hasta 1976 será profesora de su Facultad de Filosofía. En 1976 pasará a la UNED y en 1985, coincidiendo la publicación de Hacía una crítica de la razón patricarcal, obtiene la cátedra de filosofía en la Universidad Complutense de Madrid. Fue profesora invitada en Harvard y, posteriormente, será catedrática en la UNED. Junto con otras filósofas españolas representa el hito histórico de la incorporación de las mujeres a las áreas de Filosofía en los años de la transición.
Celia vino en numerosas ocasiones a la Universidad de La Laguna para conferencias y seminarios y dio carta de legitimidad a los proyectos de investigación feministas. Agradezco a Celia Amorós el haber prologado el libro que salió de mi tesis doctoral, en 1998, centrado en las críticas feministas de pensadoras como Seyla Benhabib, Nancy Fraser e Iris M. Young al pensamiento de Jürgen Habermas y, en 2004, el ser presidenta del tribunal que juzgó la tesis doctoral de Ana Hardisson titulada, en su honor, Hacia una crítica de la imaginación patriarcal. En 2006 nos regaló un texto magnífico “Filosofía y feminismo en la era de la globalización” para 20 pensadoras del siglo XX en el que sometía a crítica al pensamiento de Donna Haraway. Celia Amorós, se constituyó, dado el rigor de su hacer teórico y político, en un referente filosófico y feminista para distintas generaciones de filósofas españolas y latinoamerica.
Celia Amorós es la impulsora de un gran proyecto de Feminismo filosófico. En 1989 se inician los trabajos del Seminario Feminismo e Ilustración cuya duración será de más de una década y que constituirá un grupo numeroso de pensadoras dedicadas a señalar el prejuicio patriarcal en la historia de la filosofía. La misma Celia publicará, en 1987, Sören o la subjetividad del caballero y dirigirá muchas tesis doctorales en las que la crítica de los supuestos androcéntricos de los filósofos será el objetivo. Rescatará, asimismo, la tradición feminista racionalista e ilustrada desempolvando a Poullain de la Barre, un cartesiano que, simplemente, sacaba consecuencias del postulado de la inconmensurabilidad de las sustancias, materia y pensamiento, para sostener que las almas no tienen sexo y que cayó en la cuenta del poder férreo del prejuicio patriarcal.
Celia Amorós es la impulsora de un gran proyecto de Feminismo filosófico. En 1989 se inician los trabajos del Seminario Feminismo e Ilustración cuya duración será de más de una década y que constituirá un grupo numeroso de pensadoras dedicadas a señalar el prejuicio patriarcal en la historia de la filosofía. La misma Celia publicará, en 1987, Sören o la subjetividad del caballero y dirigirá muchas tesis doctorales en las que la crítica de los supuestos androcéntricos de los filósofos será el objetivo. Rescatará, asimismo, la tradición feminista racionalista e ilustrada desempolvando a Poullain de la Barre, un cartesiano que, simplemente, sacaba consecuencias del postulado de la inconmensurabilidad de las sustancias, materia y pensamiento, para sostener que las almas no tienen sexo y que cayó en la cuenta del poder férreo del prejuicio patriarcal.
El feminismo de la igualdad, que Amorós protagoniza junto a Amelia Valcárcel, trazaba sus antecedentes y, con ánimo ilustrado, nos traía la figura de Mary Wollstonecraft y su vindicación de los derechos de la mujer. Las inconsistencias de un pensamiento supuestamente universalista –“todos los hombres son iguales”- quedaban probadas puesto que la Ilustración se traicionaba a sí misma al negar derechos de ciudadanía a las mujeres. El “Test Wollstonecraft” fue la expresión acuñada por Celia Amorós para poner a prueba la coherencia de la Ilustración. En la mayoría de los casos, el pensamiento de los filósofos daba la parte masculina por el todo humano, si bien, esta investigación de los antecedentes permitía, asimismo, señalar las excepciones de los filósofos consecuentes, por ejemplo, el pensador de la libertad John Stuart Mill. En cambio, Rousseau, Kant y Hegel, por señalar tres hitos claves del pensamiento filosófico no salían bien parados tras el escrutinio feminista porque presentaban una universalidad usurpada por lo masculino. Amorós será, asimismo, una de las más notables especialistas en el existencialismo. Con Ana de Miguel editará los tres volúmenes de Teoría feminista: de la ilustración a la globalización (2005) y con Luisa Posada Feminismo y multiculturalismo (2007).
Otras obras claves de Celia Amorós son: Mujer, participación y cultura política (1990) editado en Argentina y luego en México. Tiempo de feminismo. Sobre feminismo, proyecto ilustrado y postmodernidad (1997), La gran diferencia y sus grandes consecuencias… para la lucha de las mujeres (2006) con el que obtuvo el Premio Nacional de Ensayo, Mujeres e imaginarios de la globalización (2008) y Salomón no era sabio (2014), obra en la que retoma el proyecto original de la crítica de la razón patriarcal y nos ofrece un recorrido que expurga los modos de la legitimidad patriarcal ligado al devenir de las quiebras genealógicas en la historia de la filosofía. En este momento lo estoy releyendo y recomiendo seguir su recorrido que se inicia con Aristóteles y San Agustín y que, tras transitar por las crisis de la razón, acaba con los pensamientos disolventes de Nietzsche, Sartre y Deleuze. La genealogía y la filiación tejen filosóficamente el velo que ha repercutido en la invisibilidad y la falta de reconocimiento de las mujeres.
Nota: Además de las ya mencionadas en el texto, en el Seminario Feminismo e Ilustración
participaron Alicia Puleo, Cristina Molina, Rosa Cobo, Raquel Osborne, Rosalía
Romero, Amalia González, María Luisa Femenías, Ángeles Jiménez Perona, Alicia Miyares, Teresa
López y Concha Roldán.
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